viernes, 17 de julio de 2009

Mis libros


Esta es una recomposiciòn virtual, a travès de la memoria, de los libros que leì; de la biblioteca real que alguna vez tuve, y de los libros que hoy me acompañan; o la historia de còmo es que lleguè a fabricar Libros de Artista. Recuerden que mi profesiòn no es la de escritora, sino la de Artista Plàstica y Profesora de Artes Plàsticas, este listado, solicitado alguna vez por mis docentes, es simplemente el camino crìtico que recorrì en la investigaciòn realizada para vivir mejor, pasarla bien, e integrarme socialmente en la aventura que iniciaron mis amados padres, darme vida.

¿Què significa leer un libro? El tèrmino lectura està usado en sentido amplio, dado que un libro tambièn se reconoce por las caracterìsticas de la ediciòn, diseño y encuadernaciòn, de este modo, la aproximaciòn que al libro podemos tener es tambièn visual y tactil, no sòlo de simple lectura tradicional.

Desde que nacì me vi rodeada de este tipo de objetos, los libros, acomodados prolijamente en estantes, desparramados sobre la mesa de campo de la cocina comedor, o sobre el piso calcàreo de la galerìa de la casa en que nacì, construìda hacia fines del siglo diecinueve, casa de barrio humilde, de gente de clase media. Libros inmensos y pesados, libros coloridos y livianos, libros coloridos de peso regular, libros chiquitos negros y dorados llenos de estampitas que mi abuela portaba consigo cuando me llevaba a misa, libros garabateados y dibujados (los mismos garabatos y dibujos que realizaba con tiza sobre el piso calcàreo, libros impecables, libros sellados, libros dedicados, libros ilustrados.

Papà me llevò a la escuela un año antes de lo que correspondìa, yo querìa estudiar, llevè conmigo ese dìa todos mis libros de cuentos, las niñas que me recibieron se acercaron a mi y observaron con desagrado que los libros estaban escritos, yo les respondì que simplemente eran los libros que tenìa para jugar, eran libros de mentirita que los adultos hacìan para entretener a los niños, les dije que tenìa libros para leer y para estudiar.

Tantos libros compraban mis padres para ellos, tantos libros compraban mis padres para mì, ùnica hija de un matrimonio felìz. Mis maestras recomendaban muchos libros, pero mis padres compraban aùn mas, libros de cuentos, libros de estudio, leyendas Argentinas, y ... Platero y yo de Juan Ramòn Jimènez, un librito que toquè, mirè, leì un poco, e imaginè, este habìa sido uno de los libros sugeridos por mis maestras.

Recibìamos el diario todos los dìas, pero los diarios para mi eran papeles sucios. La hermana de mi mamà que vivìa con nosotros y era como una hermana para mi tenìa sòlo dos libros, El libro de la Patria de Germàn Berdiales y Pedro Inchauspe con el que ella habìa estudiado hasta sexto grado igual que sus hermanos pero que ella poseìa al ser la menor y El Libro de Doña Petrona de Petrona Carrizo de Gandulfo, con el que yo me deleitaba mirando y eligiendo tortas de cumpleaños que mi tìa Renè, la hermana mayor de papà fabricaba.






Visitaba en estos tiempos la Biblioteca de mi Escuela, llevada por mis maestras o acompañada por una de las amigas de la pandilla, habìa un mueble mas pequeño para nosotras, instalado con historias de aventuras que mi amiga devoraba, a mi no me entusiasmaban, nunca me llevè un libro, pero si organicè al grupo en busca de aventuras propias, y escribì Las aventuras de Marìa Inès y su pandilla con tinta azul sobre papel de seda que acomodè entre los libros de mi padre.

En un campamento organizado por la Escuela me hicieron reescribir despuès de su lectura el libro Papelucho de Marcela Paz, lo hice en una guardia nocturna y ganè el primer premio del concurso, se trataba de una composiciòn teatral que hubo despuès que representar en el fogòn, cuando regresè del campamento transcribì la historia en mi carpeta dibujè los protagonistas de la obra compartiendo con mi padre los avances en mi modo de representaciòn gràfica, y ademàs hice una historieta modalizando los personajes a lo Disney.

Adriana me pidiò Love history de Erich Segal, mamà lo comprò y se lo regalamos, en el estudio del papà de Adriana habìa muchos libros, pero estaban acomodados prolijamente detràs de una vitrina. Un dìa Adriana me preguntò porquè no leìa los libros de mi padre, y yo le respondì que, habìa muchos de pàginas àsperas y amarillas que no presentaban atractivo para mì.

Llevè a la escuela con orgullo un librito de mi padre llamado Las culturas precolombinas que me sirviò mucho, un ejemplar pequeño del Marìn Fierro de Josè Hernàndez forrado en cuero, y tambièn llevè la Historia de las Instituciones de la Provincia de Santa Fe de la Comisiòn redactora de las Instituciones de la Provincia de Santa Fe, entre cuyos miembros de encontraba el Dr. Leoncio Gianello, su parte habìa pasado en limpio mi madre para la ediciòn en los Talleres Gràficos de la Imprenta de la Provincia de Santa Fe, mamà habìa sido mecanògrafa empleada alguna vez y tambièn propietaria de una empresa de copiado y mimeografiado muy solicitada en la ciudad.

Ana tenìa en su casa a la cual me invitaba con frecuencia, libros inmensos que mensionaban a sus antepasados, esto me impresionaba, Ana era hija de un juez muy respetado y una bella mujer, que afortunadamente conocieron mis padres en la escuela, compartiendo una cena. Buscando los nombres de mis antepasados impresos solo encontrè folletos, catàlogos, papeles comerciales con membrete y tarjetas personales, mis abuelos y mis padres eran pequeños empresarios, mi abuelo habìa sido propietario de un cine y papà de una distribuidora de productos alimenticios, quedè conforme. Ana tenìa una hermana que publicaba en el diario sus dibujos, Teresa me regalò un dibujo original de La Pupi, y un terrible loock Mafalda en mis cabellos que conservè por un tiempo, papà me habìa prometido un libro de Mafalda que nunca llegò, a cambio seguìa leyendo a Hijitus y a Larguirucho, junto a la revista Billiken y Anteojito.




La lectura comenzò a entusiasmarme en la adolescencia, el primer libro que leì completo es Mujercitas de Louisa May Alcott, regalo de mi madre y de mi padre, lo leì varias veces, esta actividad la llevaba a cabo en las siestas, recluìda en la habitaciòn que siendo niña habìa servido como salòn de juegos, este libro que a los trece años me habìa impactado, me fuè regalado a los quince años por una compañera de curso, conservè ambos ejemplares mucho tiempo, hasta el balance de mi historia realizado a fines de la presente dècada.


No encontraba en la extensa biblioteca de mis padres otro libro que me entusiamara tanto como Mujercitas, hasta que encontrè Telèfono Ocupado de Silvina Bulrich, El Varòn domado de Esther Vilar, y Miedo de Volar de Erika Yong. Leer estos libros era una forma de meterme en el mundo de los adultos, especialmente de los adultos mujeres, aunque no entendìa todavìa claramente las problemàticas femeninas, los leìa con interrogantes, voracidad, y desprolijidad.

En esos tiempos, una profesora de Literatura nos recomendò a las chicas de nuestra promociòn que leyeramos La colina de Watership de Richard Adams, libro que comprè y regalè a mi mejor amiga para su cumpleaños, siempre quise leerlo pero nunca pude leerlo, por lo tanto lo imaginè, y aùn hoy lo imagino, lo reescribo, lo reinvento en mi cabeza. Tambièn regalè a otra amiga Juan Salvador Gaviota de Richard Bach, libro que comprè por recomendaciòn de la encargada de la librerìa mas tradicional del centro, este libro es mucho mas fàcil de recomponer mentalmente con los pocos datos que trascienden del mismo al ser tan popular.


No era frecuente ver a mis amigas portando un libro en sus manos, con anteojos, y ... leyendo, estabamos mas entusiasmadas en el cuidado de nuestro aspecto, en los disfraces que usarìamos en cada fiesta, en cada salida, vi a la hermana de uno de los chicos que me acompañaban en las fiestas un dìa, en el club còmodamente instalada al sol, con La impura de Guy Des Cars, imaginè que se trataba de la historia de una mujerzuela, pero años mas tarde me enterè por boca de mi tìa que habìa padecido de lepra, que la protagonista del libro padecìa la misma enfermedad. Una de mis amigas del barrio me habìa revelado que ella aprendìa inglès leyendo el diccionario que poseìa como uno de sus pocos libros, en mi casa habìa muchos Diccionarios, de todos los tamaños, nuevos y viejos, pero todavìa papà no habìa comprado diccionarios de otros idiomas, en mi casa tambièn tenìa Tales of mistery and imagination de Edward Allan Poe.

Por indicaciòn del profesor varòn que mas me enamoraba en la adolescencia, visitè con mis compañeras de estudio la Biblioteca Pedagògica de la ciudad, tomamos contacto con libros de Santo Tomàs de Aquino.

Papà compraba tambièn el Almanaque Mundial, la revista Selecciones del Reader Digest, la revista Libro Elegido, revista Gente y revista Siete Dìas.

Un dìa con mi amiga Susana leìmos el Apocalipsis de San Juan, por indicaciòn de los docentes de la Escuela todas tenìamos desde pequeñas un Nuevo Testamento y una Biblia, junto a las encìclicas papales mas importantes del Concilio Vaticano II. Susana me habìa prestado dos libros y otro regalado, estos tres libros fueron ignorados, dejados de lado, tal vez por su aspecto o por su vocabulario rebuscado, se trata de Petròleo de Jonathan Black, Ha llegado el àguila de Higgins Jack y Ficciones de Jorge Luis Borges. Los libros que me fueron prestados nunca fueron devueltos, cuando quise devolverlos fueron despreciados, por lo tanto mas tarde los donè.

Con respecto a esto tengo otra anècdota, la Madre Rectora me entregò sin que yo se lo pidiera La pobreza en el mundo de Paul Gauthier, uno de los libros emanados del Concilio, libro que leì a mi manera (a veces salteando pàginas o capìtulos, segùn mi interes, de atràs para adelante y de adelante para atràs) en la camioneta de mi padre estacionada al sol en el invierno de aquèl año, me gustaba, pero nunca terminaba de leerlo, quedò en la biblioteca durante dècadas, hasta que por intermedio de mi amiga Silvia lo devolvì a la Escuela.

A todo esto papà siempre repetìa "Hay que ver para creer y comprar para leer". No me gusta que me presten libros, me encanta comprarlos en las librerìas.





En la Universidad habìa una biblioteca, por primera vez obtenìa credencial de una biblioteca pùblica que me habilitaba para consultar y extraer libros en prèstamo, los libros que consultè y extraje en general eran de muy mala ediciòn, a veces eran libros fotocopiados y groseramente encuadernados, manoseados, con letras no muy claras. Tambièn habìa una fotocopiadora, donde los alumnos podìamos comprar los apuntes con que debìamos estudiar, estos apuntes eran suministrados por los docentes y administrados por el centro de estudiantes. A mi todo esto no me convencìa, me gustaba leer libros recièn comprados en librerìas respetables, de prolija ediciòn, asì es que comprè El Subdesarrollo Latinoamericano y la Teorìa del Desarrollo de Osvaldo Sunkel y Pedro Paz, Derecho Privado de Atilio Anibal Alterini, un nuevo ejemplar de la Constituciòn Nacional (ya tenìa en mi biblioteca varios ejemplares de mis padres y la constituciòn con que estudiè en el nivel secundario), tambièn comprè el Còdigo de Comercio (papà ya tenìa uno), el Còdigo Civil, la Ley de Sociedades Comerciales (de la cual tenìa ya un ejemplar estudiado en la escuela secundaria) y algunas leyes impositivas actualizadas que tambièn habìa estudiado en la escuela media.

En la facultad las chicas intercambiabamos material de estudio, yo tomaba muy buenos apuntes dado que tambièn soy taquìgrafa igual que mi madre, mis apuntes circulaban bastante, prestè el libro de Alterini a mi mejor amiga Liliana y nunca me fuè devuelto, una mujer amiga diez años mayor que yo, me prestò un libro de economìa tambièn editado por el Centro de Estudios Latinoamericanos como el que yo habìa comprado, pero nunca pude devolvèrselo, dado que perdì contacto, por lo tanto lo donè.

Tengo un grato recuerdo de mi profesor de Contabilidad I, el sabìa que yo dominaba la materia, tuve que hacer un Balance para aprobar la materia, lo hice fàcilmente y estaba para encuadrarlo o ponerlo en una vitrina. No tengo un grato recuerdo de mi profesor de Administraciòn I, el me enamoraba porque yo sabìa que leìa mucho, con mamà nos tomamos el trabajo de pasar a màquina sobre papel oficio amarillo la materia que el nos dictaba.

Habìa pasado ya un año de cursado en la facultad, cuando Estela me invitò a solicitar una pasantìa rentada de la Universidad para trabajar en el Tribunal de cuentas de la Provincia, que obtuve sin problemas, en el Tribunal trabajaba ella, que leìa los Cuentos de la selva de Horacio Quiroga, allì conocì a Francisco que segùn parece, me amaba, y a mi me enternecìa, pero yo no era su princesa, Francisco era actor y compraba obras teatrales para leer en la mesa de saldos de las librerìas, supongo que entre ellas estaba Hamlet de William Shakespeare, que algùn dìa leerè en Inglès.

Era un grupo de gente muy lindo, circulabamos entre inmensos paquetes de Expedientes Condenados a que nadie los revise, algunos sellen y otros firmen, yo de tanto en tanto abrìa un paquete y revisaba, asì descubrì algunas faltas, con lo cual me ganè el afecto del Fiscal que nos dirigìa.

Me fuì del Tribunal para ocupar el cargo en el Servicio de Organizaciòn y Mètodos de la Provincia, que me correspondìa por concurso de antecedentes y oposiciòn, allì no habìa libros, pero si estaba el profesor de Administraciòn I que como les dije leìa mucho. Tambièn habìa apuntes amarillos por el tiempo de mis compañeras a punto de jubilarse, y parvas de papeles y expedientes para censar, yo venìa nuevita, pero al cabo de un año el profesor que era subdirector me dijo que quedaba fuera del servicio, que no me confirmaban en el cargo porque yo no era creativa, esto me impactò, dado que tenìa conciencia de mi talento, y no entendìa que es lo que habìa fallado. Me fuì del servicio con la sospecha de que tal vez no era creativa, no sin antes ser despedida por mis dos amigos, Rubèn y Josè que eran catòlicos y leìan mucho, Josè parecìa querer tener algo conmigo, pero a mi era Rubèn el que me gustaba, ademàs Josè estaba de novio con Alejandra que pasaba las noches leyendo libros con Lucy, me despidieron con una bandeja de sanwiches de los cuales solo pude probar uno y les contè que habìa estado leyendo el libro de la Biblia denomidado Job de Job.

Como estaba sin trabajo Estela volviò a llamarme para ofrecerme otro puesto, este era de secretaria en un estudio contable, el cual desempeñè varios años, allì llevè el Libro Diario, el Libro IVA, el Libro Bancos y el Libro Inventarios y Balances de una panaderìa entre otras tareas, lo hacìa en letra cursiva, aunque firmaba en letra redonda, redonda igual que la letra de mi primer balance; por este tiempo portaba siempre el Nuevo Testamento en la cartera, para leer en el colectivo.

La nueva casa era un palacio racionalista que disfrutaba desde la època en que leì el Apocalipsis con Susana, tenìa espacios amplios y por primera vez poseìa una habitaciòn para dormir que no tenìa que compartir, nuestra biblioteca ocupaba un lugar de privilegio, y habìa aumentado. Era frecuente verlo leyendo a mi padre en el living, u ordenando, limpiando y consultando sus libros, Mamà se dedicaba en esa època, a llevar los libros de la empresa familiar y a revisar y corregir los documentos comerciales de mi padre. Yo leìa tambièn en el living, o en mi habitaciòn, o en el amplio patio a la sombra y estudiaba en el comedor que tenìamos para recibir invitados. Descubrì Las piedras hambrientas de Rabrindranath Tagore que mamà le habìa obsequiado a papa antes de casarse mientras eran novios, y un libro de Leòn Tolstoy que ella habìa leìdo durante el embarazo. Tambièn descubrì y leì La importancia de vivir de Lin Yutang, libro que un amigo de la infancia de papà le habìa prestado, tiempo despuès fuè devuelto. De joven papà habìa trabajado con el hermano de Alfonsina Storni el cual le habìa ofrecido para que tomara a modo de regalo los libros que quisiera de su biblioteca. Papà tambièn habìa sido miembro del centro de estudios revisionistas de la historia argentina, y el centro le habìa mandado muchos libros que el poseìa, pero que a mi no me interesaban. Habìa un librito que papà siempre comentaba, En casa ajena. Muchos libros habìan sido adquiridos en casas de compra y venta de libros usados, tambièn habìa colecciones enteras de muy buena encuadernaciòn. Leì Recuerdos de un mèdico rural de Renè Favaloro, que era un libro nuevito que sobresalìa entre todos, y pedì que me compraran Perestroika de Mijail Gorbachov, mamà saliò a la calle y me lo comprò.

Cuando me despidieron del Servicio de Organizaciòn y Mètodos de la Provincia, pasè bastante tiempo en mi casa estudiando e investigando en la biblioteca de mi padre, hasta que un dìa decidì hacerme presente en una de las parroquias de mi ciudad, elegì la parroquia en la cual mis padres me habìan bautizado, mis nuevos amigos vivìan en complejos habitacionales, o en casas precarias de piso de tierra, en donde parecìa no haber libros, dando vueltas por la parroquia descubrì bajo el campanario de la antigua iglesia anexa a la gran construcciòn moderna, una gran cantidad de libros abandonados, y le pedì al padre Antonio, que era cheto igual que yo y me enamoraba mucho, que me dejara armar una biblioteca para recuperar esos libros.

El padre Antonio asignò, para la nueva biblioteca parroquial, un mueble antiguo precioso que mi papà restaurò. En la tarea de recuperaciòn de libros, alguien observò que eran libros antiguos que habìan sido dejados de lado para ser quemados, descubrimos entre viejas encìclicas papales, libros de Hagiografìa, y de Ediciones Paulinas dirigidos a los jovenes de generaciones anteriores a las nuestras, el Manual del alumno peronista. El padre Antonio advirtiò que esos libros eran documentos para que conocieramos acerca de nuestra historia. Fuè entonces que por iniciativa de mi amigo Sergio, decidimos comprar nuevos libros para que el grupo leyera.

Decidì comprar tambièn, para mi biblioteca particular, La doctrina Social de la Iglesia, El documento de Puebla, las Palabras de Monseñor Zazpe a los jòvenes que por otro lado yo escuchaba en radio y veìa en televisiòn ademàs de coleccionar los recortes del diario El Litoral, El hermano de Asìs de Ignacio Larrañaga, y ... Las moradas de Santa Teresa de Jesùs, una ediciòn española en Castellano Antiguo que comprè en pesetas y leì en voz alta, dramatizando.

Entre los jòvenes del grupo, estaba Luis, fuè el primer hombre que tuvo la valentìa de decirme y demostrarme que se sentìa atraìdo por mi, asi es que fuè mi primer amigo intimo varòn, por bastante tiempo, nos dàbamos cuenta que, tanto el padre Antonio como el grupo desaprobaban la relaciòn. Con Luìs leìmos La anatomìa humana, y La Naturaleza, pasabamos horas recorriendo nuestros cuerpos, besandonos, tirados en la arena o en la hierva, observando los retoños que crecìan bajo los grandes àrboles, disfrutabamos de caminatas y de baños en la laguna. En la casa de Luis no habìa libros, habìa una Enciclopedia del Peronismo editada en la Imprenta General de la Provincia muy bien ilustrada. Estando con Luìs comprè Vida sexual de solteros y casados de Johao Mohana y el Mètodo Billings de control de natalidad, estaba segura que Luis no era mi prìncipe, pero interpretè que era mi realidad por lo tanto otorguè un nombre a la hija que podrìamos llegar a tener, se llamarìa Marìa Morenita; mientras tanto tambièn recorrì las sedes de varios partidos polìticos solicitando y recopilando Plataformas Electorales que leìmos para poder votar mejor por primera vez, estabamos saliendo del ùltimo gobierno de facto, mis padres ya no compraban mas revistas, pero nuestros vecinos nos pasaban revista Noticias y revista Gente, leyèndolas pudimos enterarnos de las barbaridades que se habìan cometido durante la dictadura, esto nos provocò un gran dolor psìquico, sumado al que ya tenìamos por lo que nos habìa tocado vivir en particular.

Era una de las primeras clases a la que asistìa y en las cuales trabajaba estando en la Escuela de Artes Provincial de la ciudad, esa noche los directivos retuvieron a todo el alumnado en el establecimiento educativo, y nos hicieron retirar de èl no sin antes revisarnos uno por uno, inspeccionaron nuestras ropas, bolsos, yescas y mochilas; alguien habìa sustraìdo un libro de la considerable biblioteca que allì habìa, tiempo despuès nos enteramos que el autor del hecho era el presidente del centro de estudiantes, a quien despidieron del lugar. La biblioteca de la Escuela de Artes era agradable, estaba organizada y atendida por una señora no muy cultivada y autoritaria, yo, a esta altura, ya conocìa otros empleados pùblicos provinciales; acudìa a la biblioteca, sòlo cuando me enviaban mis profesores a retirar libros para sus clases, libros que devolvìa durante la misma clase en que habìan sido utilizados.

Comprè varios libros para estudiar, Introducciòn a las ciencias de la educaciòn de Ethel Manganiello, Psicologìa infantil de Osterrieth, Planeamiento del proceso de enseñanza-aprendizaje de Susana Avolio de Cols, Desarrollo de la capacidad creadora de Vìctor Lowenfeld, y Lèxico tècnico de la artes visuales de Irene Crespi y Jorge Ferrario, entre otros tales como Planeamiento del aprendizaje en la escuela de nuestro tiempo de Jorge C. Hansen y El niño y su arte de Victor Lowenfeld, y descubrì el placer de leer Literatura Latinoamericana y Argentina con Hijo de hombre de Augusto Roa Bastos, Pedro Pàramo de Juan Rulfo, y Misteriosa Buenos Aires de Manuel Mujica Làinez, entre otros. Hortensia, mi profesora de literatura, tambièn nos suministraba cuentos para niños, me fascinò Corchito va por el mundo y Monigote en la arena.

Llevè uno de los tomos de la Historia Universal de Cèsar Cantù, colecciòn que estaba en la biblioteca familiar, a una de las clases de Historia del Arte; con mi amiga Susana, durante la adolescencia habìamos advertido que esta historia universal iniciaba sus pàginas con el mito de Adàn y Eva, la profesora me lo recordò indignada y me recomendò que leyera Apocalipticos e Integrados de Umberto Eco, al solicitar este libro en la librerìa del centro me dijo la empleada que ellos no vendìan ese tipo de libros. Isabel, que era una intelectual repugnante, nos habìa pedido tambièn que fotocopiaramos la Historia del Arte de Ernst Hans Josef Gombrich, libro que yo estaba dispuesta a comprar, mis compañeras se alzaron a gritos diciendo que estabamos en una època de crisis econòmica, y que no podìamos hacer semejante inversiòn.

El interrogante de Isabel era`còmo es que yo poseìa esa Historia Universal, sospechò que mi padre se dedicaba al comercio de libros, le dije que no, y no le dì mas respuesta. La colecciòn habìa ingresado a nuestra biblioteca a travès de un insipiente negocio financiero de mi padre en el cual èl era cabeza visible, atràs estaban mèdicos e ingenieros, personas "respetables" que no debìan ensuciar su nombre, a esta "financiadora" habìa arrivado luego de ser despedido de Olivetti Argentina; en aquèl tiempo mamà obligò a mi padre a separarse de esta sociedad, la misma no se enmarcaba dentro de la Ley de Entidades Financieras, ley que estudiè en la escuela secundaria.

Estudiando arte volvì dos veces a la Biblioteca Pedagògica, una vez para consultar el Arte Rama, y otra, con el fin de consultar libros de cuentos para chicos; me atendieron muy bien en ambas oportunidades, pude estudiar tranquila en amplias galerìas y patios techados, sobre largas y còmodas mesas, tambièn pude fotocopiar allì mismo material para llevarme.

Produje en este tiempo dos libros de artista, mi Carpeta de Teorìa del Color, y mi Carpeta de Perspectiva, ambas realizaciones dignas de ser pùblicamente mostradas.

Mònica estudiaba conmigo, yo la aventajaba, ella pasaba largo tiempo en casa descansando y leyendo mis libros, un dìa me presentò a Ceferino, que tambièn estudiaba arte en la escuela.

Estaba segura que Ceferino no era mi prìncipe, pero era mi hombre, con Ceferino me casè, y me fuì a vivir a su casa, donde tambièn estaban sus padres; en la casa de Ceferino habìa una pequeña biblioteca antigua de roble lustrado y puertas de vidrio opaco, dentro de la biblioteca habìa libros de medicina y de farmacia que habìan usado su padre y su hermano fallecido, tambièn habìa una colecciòn completa de Literatura Universal, y Libros de Arte. Ceferino llevaba a nuestra cama los grandes tomos de sexualidad y desviaciones sexuales magnìficamente ilustrados, yo observaba y aprendìa; pero mas me gustò leer La metamorfosis de Franz Kafka.

Una de las primeras actividades que realicè en la Escuela de Comercio donde habìa entrado a trabajar, fuè visitar la biblioteca, estaba muy bien amoblada en todas sus paredes con bibliotecas antiguas de puertas de vidrio transparente, y habìa largas mesas para sentarse a estudiar; pedì primero que me indicaran la secciòn de Arte, y descubrì la Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo Americana de los Hijos de J. Espasa Editores, El mundo de los museos de Editorial Codex, Cien obras maestras de la pintura de Marcial Olivar, y 150 Años de Arte Argentino de editorial Peuser, todo esto servirìa para mis clases; luego, me dediquè a observar otras àreas, y pude sentarme a leer el informe Nunca Màs de la Comisiòn Nacional de Desapariciòn de Personas, el libro Todo Mafalda de Joaquìn Salvador Lavado, que de niña me habìa prometido papà y que nunca habìa llegado, y la Historia de las mujeres que eran varios tomos y con la cual hacìa tiempo que querìa tomar contacto.

Mientras tanto, en la casa de Ceferino y sus padres yo seguìa estudiando Historia del Arte en Santa Fe, leì a Catalina Pistone, Antonio Colòn, y Domingo Sahda, no me dejaban conforme estos textos porque los consideraba meros inventarios, pero resultaban de utilidad para la gran cantidad de capturas fotogràficas que iniciè para ilustrar tanto dato verbal y numèrìco.

Con mis colegas y alumnos de la Escuela de Comercio visitamos la magnìfica Biblioteca Nacional y la Feria Nacional del Libro en estos tiempos, donde comprè El expolio del arte en la Argentina: robos y tràfico ilegal de obras de arte de Daniel Schàvelzon, libro que pude enriquecer con recortes periodìsticos encontrados en diferentes diarios, tambièn comprè el libro Poesìa de Gabriela Mistral para mamà.

Entablè amistad con el revistero de la esquina de la Escuela, por su intermedio pude adquirir dos colecciones de Arte completas, tambièn le comptraba la revista Pàgina 30 y la revista La Maga. En la mesa de saldos de la librerìa del centro adquirì otras tres colecciones mas, y en una librerìa tambièn del centro pero mas apartada conseguì Pintores Argentinos del Siglo XX, Escultores Argentinos del Siglo XX, y Grabadores Argentinos del Siglo XX, comprè allì tambièn dos libros para papà, Hombres y engranajes de Ernesto Sàbato e Historias de cronopios y de famas de Julio Cortàzar.

De visita en casa de mis padres me dì cuenta que papà habìa vuelto a comprar libros, la biblioteca habìa aumentado y observè que habìan colocado mas estantes, ya ocupaba la pared completa, notè que los libros de Ediciones Tor, que eran libros rùsticos de bolsillo, habìan sido apartados en un estante ubicado en otra sala, fuera del espacio dedicado a la biblioteca de consulta. Papà se habìa asociado al Cìrculo de lectores igual que Ceferino. Ceferino compraba sus libros, y yo seguìa comprando los mìos, comenzò a circular popularmente la historia de la mujer mas amada y mas odiada de la Argentina, y le pedì a mamà que me regalara para mi cumpleaños La razòn de mi vida de Eva Peròn. Circulabamos con Ceferino entre los libros de nuestra casa, los mismos se desparramaban por todas partes porque yo siempre estaba estudiando, en ese tiempo recibìa a mi amigo Ricardo con quien tambièn ibamos a la biblioteca de la escuela de Artes para realizar la enorme tarea que llevabamos adelante, la Historia Universal del Arte en imàgenes para ser proyectadas.

Un dìa con Ceferino decidimos separarnos, el acomodò prolijamente todos mis libros, que eran muchos, en cajas de cartòn, y me los llevè a mi nueva habitaciòn, una pequeña casa del año treinta totalmente remosada por mi; para realizar el trabajo de restauraciòn de la vivienda consultè una colecciòn bastante completa y actualizada de revistas Para Ti Arquitectura propiedad de Susana. En la casa puse pocos muebles, mi biblioteca no ocupaba un lugar de privilegio, pero sì mis sillones de lectura que eran dos, uno en el patio y otro en el hall de la vivienda; en la casa tambièn ingresò una prensa antigua que me habìa acompañado en todas las viviendas anteriores y que pertenecìa al negocio de mis padres, y una prensa calcogràfica nueva, especialmente fabricada para mì, regalo de mis padres. Entre mis nuevas lecturas se encontraban La poètica del espacio de Gastòn Bachelard, Las ciudades invisibles de Italo Calvino, Hacia una nueva Edad Media de Roberto Vacca, Mujer, arte y sociedad de Whitney Chadwick, Lo que quiere una mujer de Alessandra Bochetti, La obra abierta en las artes visuales de Umberto Eco, Del arte objetual al arte de conceptos de Simòn Marchàn Fiz, Còmo de lee una obra de arte de Omar Calabrese, Otramente: lectura y escritura feministas de Marina Fe, Còmo se hace una tesis de Umberto Eco, y, para ilustrar, me habìa comprado varios libros de editorial Taschen, que abundaban en todas las librerìas de la ciudad, Pop art de Tilman Osterwold, Arte Contemporàneo de Klaus Honnef, El erotismo en el arte, Frida Khalo, Arcimboldo, Escher, Giger, entre otros. En esta època produje mi tessina ¿Por dònde andamos? (Bùsquedas y encuentros) Una tessina sobre la mujer y el arte en Santa Fe, de la cuàl editè 40 ejemplares que fueron distribuìdos, y mi primer libro de artista profesional llamado Rèquiem, que expuse en el Museo Municipal mas importante de la ciudad.

Por este tiempo despedimos a mamà tras su larga enfermedad, que ya llevaba ocho años, lo hicimos naturalmente, entre extensas charlas, tecitos dulces y tibios que yo servìa, y poesìas de Gabriela Mistral que papà leìa, en el lecho, sin reproches ni perdones porque no eran necesarios, sin miedos, ella lo sabìa, si no por ella por papà y por mì, habìa sido una gran mujer; y se nos iba vestida de celeste, aunque a papà le gustara el rojo en las mujeres. Ese mismo año papà me acompañò a hacer pùblicas mis ùltimas dos producciones, tambièn lo hicieron mis tìas, algunos docentes y unos pocos amigos.

Entre el divorcio con Ceferino y la presentaciòn oficial de mis ùltimas producciones estuve acompañada por muchos amigos varones que, de alguna manera, tuvieron que ver con mis libros. Carlitos se presentò como àngel dorado, celeste, verde, y anaranjado; no buscaba al padre para mi hijo pero me dì cuenta que èl era mi prìncipito, Carlitos no tenìa biblioteca, pero era un gran lector, igual que su madre, y ambos estaban asociados a la Biblioteca del Foro Cultural Universitario, la Biblioteca del Foro, era para mi una gran ciudad, cuyas paredes eran de libros. Marito, tenìa una biblioteca de la cual yo no entendìa porquè los libros siempre estaban listos, prontos para su retiro, no entendìa porquè èl se desprendìa de tanto, su padre habìa sido abogado, y su familia tenìa una gran historia hecha carne, esos libros eran un testimonio, pero èl los canjeaba por libros que aùn no habìa leìdo en las compraventas, libros nuevos, pero desechados ràpidamente por sus compradores, tal como el libro El fin de la historia y el ùltimo hombre de Francis Fukuyama. Guillermo admirò mi biblioteca igual que yo admirè la suya, y nos reconocimos colegas de bùsquedas similares, no sòlo nuestra pràctica se enlazaba (èramos los dos grabadores y docentes èl en Paranà y yo en Santa Fe); ambos quedabamos maravillados en las librerìas porteñas frente al despilfarro de libros en oferta que aùn asì no podìamos adquirir, yo, mientras èl buscaba, leìa algùn librito y me enteraba de algunos pormenores de las manifestaciones feministas del siglo XX que terminaba.

Paralelamente, en este tiempo tuve oportunidad de entablar amistad con muchas artistas mujeres debido a mi tessina, destacan entre ellas Liliana y Matilde. A Liliana la conocì cuando vendìa sus libros en el stand de libros de artista de la Feria Nacional del Libro, le comprè dos libros de artista pequeñitos, Menage a troi y Obviedades, me invitò a conocer su taller, estube una tarde completa en su casa entrevistàndola y sacando fotos de su obra. Matilde me enseñò oficialmente los secretos de los Libros de Artista en los Encuentros de Grabado y en su taller, pude conocer su libro Mitos de creaciòn pàgina por pàgina, y me regalò el libro En la palma de la mano de Victoria Verlichack, que leì en un viaje de regreso a Santa Fe desde su casa en Buenos Aires. La relaciòn con Matilde fue prolongada en el tiempo, Matilde tenìa en su cocina una extensa biblioteca culinaria, conocìan ella y su pareja las comidas de todas la regiones del mundo, y nos convidaba con sabrosos manjares en los descansos necesarios entre el trabajo de diseño y ediciòn de pàginas de artista; en ese momento ella estaba deshaciendose de mucho material, y me obsequiò una colecciòn completa de revistas Art in Amèrica y una Historia Universal mas actualizada que la Cèsar Cantu que yo tenìa.

A Àlvaro lo conocìa desde hacìa una dècada atràs en que Julio me lo habìa presentado en un tribunal constituìdo para realizar entrevistas a aspirantes a ingresar al Liceo Municipal, en realidad fuì yo la presentada ante el tribunal por parte de Julio, Julio habìa dicho en tal oportunidad: Esta chica, es una creadora., con lo cual resarcìa el gran error cometido por el profesor de Administraciòn I de la facultad. A Àlvaro le gustaba preguntar, y como era su costumbre, me formulò una pregunta demoledora para mì en ese momento, le respondì que no sabìa de que se trataba pero que estaba en la bùsqueda por descubrirlo, Àlvaro fue mi profesor posteriormente y no cesò en formular preguntas que, despuès, ya no fueron demoledoras para mi, y todas tuvieron su respuesta; conseguì a lo largo del tiempo hacerme amiga y colega de Àlvaro, el creyò que yo me asombrarìa al ver su biblioteca, pero yo ya habìa visto muchas bibliotecas, asì que me limitè a admirar la selecciòn cuidadosa de los volùmenes en una direcciòn que no era la mìa pero era de respetar, Àlvaro consideraba de mi biblioteca que la misma era merecedora de un mueble mejor, yo no le di importancia. Estaba interesada en Sociologìa del Arte y Psicologìa del Arte y solicitè a Àlvaro que me prestara algunos libros, no pude terminar de leerlos porque se deshacìan en mis manos, se deshojaban, esto se sumaba a que yo con la manìa que tenìa los iba escribiendo y subrrayando, entonces decidì devolvèrselos. Con Àlvaro recorrìamos las librerìas porteñas buscando libros para la biblioteca de la Escuela de Arte, Àlvaro compraba, yo me enteraba, paradita en las mesas de ofertas, acerca de la militarizaciòn de las mujeres en Cuba justo en el tiempo en que yo nacìa, y de las Profesìas de Nostradamus que me leì completas. En una escapada me comprè El principito de Antoine de Saint Exupèry, habìa pilas de este libro en liquidaciòn, y lo escondì cuando Àlvaro entrò al cuarto y me decubriò, tambièn compre Letras de Tangos Argentinos para papà que las coleccionaba y las cantaba. Un dìa en la cama de una plaza donde yo dormìa con Àlvaro caìmos y sentados frente a frente yo le hice la pregunta: Àlvaro. ¿Què es esto?, con una sonrisa, y el me respondìo: Jà. ¿Sabès cuàntos nos preguntamos esto, y a què nivel lo hacen algunos? Àlvaro me entregò dieciseis poesìas de su autorìa, estaban mecanografiadas y no estoy segura de que hayan sido originales, yo le pedì que las manuscribiera una a una con tinta negra sobre papel blanco, el lo hizo frente a mì, entre charlas y cigarrillos, risas y sueños, de allì nacerìa Catàlogo e Ilustraciones (Un libro de dos artistas). Àlvaro antes de irse, en una cena a solas por el dìa del profesor, en donde soñamos almuerzos multitudinarios, me regalò un librito de lectura simple, llamado Mujeres en el arte de Amparo Serrano de Haro.

Àntes que termine el milenio papà me pidiò que le regale Antes del fin de Ernesto Sàbato, se lo comprè y se lo regalè, al cabo de un tiempo, de visita en su casa observè que el libro estaba en la biblioteca, entonces le preguntè si lo habìa leìdo, y el me respondiò que no, le pedì que me lo prestara que yo lo leerìa, me lo dio, y enseguida lo leì con mucho entusiasmo resaltando lo mas importante a mi juicio para luego compartir con papà lo que me habìa parecido de mayor relevancia; en la misma semana el libro fuè devuelto y papà lo leyò. Tuvimos el placer de comentar juntos el libro frente a la tìa Tìta, la hermana de mamà que ostenta sòlo dos libros, con quien eligiò pasar èl sus ùltimos dìas; papà me dijo que habìa tomado conciencia acerca de mi sabidurìa, que a mi tessina no obstante la leìa y releìa pero no la entendìa; yo le dije que èl no estaba acostumbrado a leer escritura femenina que tuviera paciencia, que no leyera mas mi tessina, que dialogara conmigo, que era lo mismo, y charlamos entonces acerca de la significaciòn del tèrmino Apocalipsis. Papà me dijo que el tenìa entendido que los apocalipsis son sucesos cìclicos, que acontecen a lo largo de la historia de los seres humanos; purificaciones que, devienen en ocaciones de planes macabros por parte de algunos sectores dominantes que llegan a tener el poder de decidir que es lo bueno y que es lo malo, como por ejemplo las guerras o los genocidios; y que otras veces provienen del comportamiento de la naturaleza o hàbitat natural del hombre o de la relaciòn del mismo con el ambiente, tales como las catàstrofes, las epidemias y las plagas. Papà me dijo que no podìa hablarse de un apocalipsis sino de muchos, que segùn parece, inevitablemente todavìa vendràn, que en la contemporaneidad algunos hombres han tenido el poder de influir negativamente sobre la naturaleza, de modo tal que los apocalipsis estàn en el mundo contemporàneo segùn èl potenciados.

Decidì seguir comprando libros para estudiar y obtener mi nivel de grado o cuatrenario, asì es que ingresaron a mi biblioteca los siguientes tìtulos: Una modernidad perifèrica, Escenas de la vida posmoderna, y Tiempo presente de Beatrìz Sarlo, Una estètica del arte y el diseño de imagen y sonido, Aportes a la estètica (desde el arte y la ciencia del siglo 20), y Sobre preguntas y sobre respuestas de Marta Zàtonyi, La moda, despuès de Susana Saulquin, El vestido habla de Nicola Squicciarino, Cine de mujeres (feminismo y cine) de Annette Kuhn, Las palabras y las cosas de Michel Foucault, Introducciòn a la pragmàtica de Marìa Victoria Escandell Vidal, El pensamiento lateral (manual de creatividad) de Edward De Bono, Estructuras de la mente (la teorìa de las inteligencias mùltiples) de Howard Gardner, Las vanguardias artìsticas del siglo XX de Mario de Micheli, Despuès del fin del arte (el arte contemporàneo y el linde de la historia) de Arthur C. Danto, Velocidad de escape (la cibercultura en el final del siglo) de Mark Dery, Non-Toxic intaglio printmaking de Keith Howard, y Metodología de la investigación en Ciencias Sociales (lineamientos teóricos y prácticos de semioepistemologìa) de Hugo R. Mancuso. En este perìodo cursè completas una licenciatura, un postìtulo, y una especializaciòn, estudiè mucho en internet (tenìa acceso a material especializado preparado por el Centro de Estudios Contemporàneos); produje varios textos entre los cuales se destacan De la acciòn a la reflexiòn (teorìa y pràtica de arte contemporàneo en un cuadernillo de apuntes de grabado), Marìa D. (autorretratos de una argentina contemporànea), y Nicola en su espuma (monografìa sobre la obra de Nicola Constantino); y al fin, obtuve mi especializaciòn en Arte Contemporàneo.

En el año 2001 instalè mi superequipo de informàtica en casa, ingresè a las salas de chat y pronto pude tener mi propia sala y operar en las salas de mis nuevos amigos virtuales, fueron cuatro años, los años que he vivido como los de mayor crisis econòmica y social en mi paìs. Durante estos años mi vida se debatiò entre mi actividad virtual y mi actividad real profesional, ambas muy intensas y derivò en la creaciòn de un espacio intermedio, en donde mis amigos virtuales se transformaban en reales, los que estaban en la radio, en el mesenger, y en mi vida privada. En la Universidad local mis profesores de informàtica me miraban como bicho raro, daba la imàgen de una Artista Visual y encima "sin-tètica" y con "plàtica", estaban mas interesados en las alumnas que no presentaban conocimientos previos, o en las alumnas provenientes de familias ilustres santafesinas, no entendìan el perfil que yo mostraba, les aparecìa con una maleta llena de artefactos informàticos y apuntes de chat codificados que abrìa y desplegaba, y que ellos no entendìan, a esta altura tenìa un banco de datos altamente valorado y lo usaba, pero en mi actividad no aparecìa con mi nombre de pila sino con un seudònimo: "mariasantafe". Asì es que al final de esta historia aparece Gabriel, mi actual novio, joven periodista, investigador en cuestiones de esteticas musicales contemporàneas, a quien califico de valìente colaborador y amado mìo.
Gabriel aparece justo cuando mi padre se va ante la mirada blanda y los gritos autoritarios, que a el parecìan gustarle, de la tìa Tita: Bañate!, Come!, Hablàle a tu hija! El cuidado de la tìa Tita fuè la estrategia que encontramos para ayudarlo a salir: de su entrega despuès de la muerte de mi madre, de su idolatrìa hacia mì que cada vez me parecìa mas a mamà, y de sus aventuras amorosas, romances y sueños frustrados: con la tìa Tita se sentìa còmodo, comìa las comidas tradicionales de la familia, y estaba tranquilo porque no interferìa en mis planes, en mi evoluciòn profesional, y en mi vida privada que respetaba, habìa aprendido a valorarme como mujer independiente, y eso le gustaba, se sentìa orgulloso. Papà me enseñò el respeto por la vida, me enseñò a amar a los animales tanto como a los seres humanos, me enseñò a compartir la vida con todos los seres vivientes, respetando la naturaleza de los mismos, papà fue un gran hombre y un excelente padre, cumpliò firmemente su rol social, y compartiò mi crianza y su responsabilidad hacia mi, junto a mi madre, ambos defendieron siempre mis derechos y engendraron con esto un gran compromiso social en mi, en honor a mis padres, hoy sigo defendiendo mis derechos y los de ellos, como ser humano libre, la libertad que ellos me ayudaron a conseguir a travès del estudio y el trabajo.
Gabriel me ayudò a limpiar los ambientes de ambas casas, la mia y la de mis padres, de estos objetos, los libros, que sumaban algo asì como tres mil volùmenes, donamos parte a la Biblioteca Pedagògica de la ciudad, parte a la Escuela Provincial de Artes Visuales de Santa Fe, parte a mis primos que aùn los conservan o los donaron a su vez despuès de leerlos, y parte fue vendida en la Torre de Babel. Ingresè en la biblioteca de la Escuela Provincial de Artes local veinte ejemplares de mi tessina, toda mi obra inèdita de los años ochenta y noventa consistente en material didactico y pedagògico que utilicè en mis clases en esas dècadas, una colecciòn de catàlogos personales y una colecciòn de catàlogos que reflejan la actividad artìstica de ambas dècadas. Donè al Museo de Arte Contemporàneo de la Universidad Nacional del Litoral cuarenta y cinco pàginas de artista de mi autorìa, al Museo Provincial de Bellas Artes Rosa Galisteo de Rodrìguez veintidòs obras de mi autorìa (en curso, falta el decreto de la Gobernaciòn de la Provincia de Santa Fe para hacerla efectiva), y al Museo Municipal de Artes Visuales Sor Josefa Dìaz y Clucellas veinte obras de mi autorìa, entre las obras de mi autorìa donadas se encuentran pàginas del libro Catàlogo e Ilustraciones cuya ediciòn me pidiera mi amigo Àlvaro, a quien perdì en el año 2006. Incorporè las lecturas de Gabriel y seguì comprando libros de reciente ediciòn.
Con Gabriel adoptamos la costumbre de refugiarnos en la quinta de Coronda cada verano para descanzar, tomar baños en la pileta y ponernos al dìa en la lectura, cada verano pude leer diez o mas libros y consultar las revistas especializadas y suplementos culturales de periòdicos que Gabriel colecciona, tales como revista Inrockuptibles, Suplementos Ñ, No y Sì. Para esta tarea rescatè un libro que le habìa comprado a Miroli a principios de la dècada del noventa: Sida (Manual para todos) de Alfredo Miroli, y libros que comprè a escritoras santafesinas personalmente en la Feria del Libro de Santa Fe y en los encuentros periòdicos de escritores en la Casa de la Cultura: Cruzar la noche de Alicia Barberis, Técnica mixta de Marta Rodil, un libro que mi amigo Luisito me regalò: Pomelo de Yoko Ono, libros que le comprè a Nando de la Torre de Babel en oferta: Apuntes de Cocina (Pensamientos, Misceláneas y Fábulas) de Leonardo Da Vinci, Tratado de la Pintura de Leonardo Da Vinci, Punto y Línea sobre el Plano de Kandinsky, Sobre lo Espiritual en el Arte de Kandinsky, el libro a cuya presentaciòn asistimos con Gabriel en el Centro Cultural Borges de Buenos Aires dado que me incluye como grabadora contemporànea argentina: Grabado Argentino Contemporáneo de Osvaldo Esvanascini, un libro de moda en el que me costò avanzar por el dolor que me causaba: Mitos de la Historia Argentina de Felipe Piña, libros comprados en la dècada del noventa por mi padre: Los conjurados de Jorge Luìs Borges, Breve historia de los argentinos de Félix Luna, Mujeres de Rosas de Maria Sáenz Quesada, un libro que comprè para completar mi visiòn sugerido por Gabriel: Breve historia de la Argentina de José Luis Romero, un libro que leì en el año dos mil antes de viajar a Estados Unidos: El fùtbol a sol y a sombra de Eduardo Galeano, un libro que regalaron mis amigas literatas Liliana y Marìa Elena: El libro de los abrazos de Eduardo Galeano, libros que comprè en la contemporànea librerìa del nuevo shoping del puerto: Leonardo y la Mona Lisa (La historia del mayor enigma del arte) de Donald Sassoon, Mujeres de Dios (Cómo viven hoy las monjas y religiosas en la Argentina) de Sonia Budassi, el libro de un colega mayor que yo: Espino: una mirada de Domingo Sahda, un libro que rescatè en La torre de Babel que habìa pertenecido a Oscar Luna: Insiciones y Fragmentos de Fernando Lòpez Anaya, un libro que me regalò Mercedes antes de irse a vivir a España: El Grabado de Varios Autores, un libro que comprè a la autora en una presentaciòn en Santa Fe: Marta Traba (una terquedad furibunda) de Victoria Verlichack, libros-joyas que separè para mì antes de donar la biblioteca de mis padres: Enciclopedia Autodidàctica Quillet de Varios autores, El Etrusco de Mika Waltari, La estrella sobre la fuente de Elizabeth Goudge, Las confesiones de Rousseau, Novelas y Cuentos de Dostoieswsky y Tolstoy, Los gauchos judìos de Alberto Gerchunoff, La caricatura polìtica Argentina Antologìa de la Editorial Universitaria de Buenos Aires, Poesìas de Alfonsina Storni de la Editorial Universitaria de Buenos Aires, La Inquisiciòn española de Turberville, Historia de San Martìn y de la Emancipaciòn Sudamericana de Bartolomè Mitre, Bases y puntos de partida para la organizaciòn polìtica de la Repùblica Argentina de Juan Bautista Alberdi, Facundo o Civilizaciòn y Barbarie de Domingo Faustino Sarmiento, un libro que comprè en la Feria del Libro de Santo Tomè: Diàlogo Piglia-Saer de la Universidad Nacional del Litoral, y libros que comprè en el shoping cercano a la ciudad: Feng Shui (habitaciòn por habitaciòn) de Terah Kathryn Collins y Wok de Iwao Komiyama.

En el año 2005 empecè a publicar en blogger, tìmidamente algunos de los escritos que tenìa almacenados en el equipo: Artemisala, Historia Profesional, Grabado menos tòxico, Plàstica (paginasilustradas); pero poco a poco empezaba a darme cuenta que me interesaba mas producir directamente a la red, un modo mas espontàneo y fresco de relacionarme intelectualmente con mis seguidores y lectores, lo que no impedìa que siguiera combinando los datos del pasado con los datos mas actuales: Maria Inès Destèfano blog de Arte, Biblioteca y un blog que  posteriormente tuve que eliminar por orden de los directivos de la escuela de arte: Gráfica no Tóxica (postitulomantovani.blogspot.com). A su vèz comencè a bajar libros de internet para leer en mi equipo, durante la Especializaciòn en Arte Contemporàneo habìa adquirido la habilidad para leer en pantalla, y hoy es que alterno ambos tipos de lectura, desde libros tradicionales y desde la pantalla o libros virtuales. Mi primer libro virtual fuè Manual de Chat de Alex, luego Kontemporànea II del Centro de Estudios Contemporàneos, posteriormente me dì cuenta que podìa bajar libros como por ejemplo El atròz encanto de ser argentinos de Marcos Aguinis que conservo en mi actual equipo. Hoy sòlo tengo para llevar adelante mi trabajo, una noteboock y una camarita digital.
Cuando mis colegas se enteraron acerca de mi actividad en blogger, notè en principio en el nùcleo mas cercano cierto dejo de restarle importancia al hecho, hasta que en el año 2009 aparece en la Escuela Normal Superior y Superior de Comercio Domingo Guzmàn Silva, una asesora del Ministerio de Educaciòn que queda fascinada con mi trabajo y me apoya, en la Escuela de Artes al momento no han incluìdo mi blog madre en la pàgina, me pidieron que tuviera paciencia hasta que todas pudieran armar su blog propio, en definitiva no es extraño que una profesional de mi generaciòn tenga fàcil relaciòn con las nuevas tecnologìas, pero tambièn es verdad que muchos no han de entablar relaciòn con ellas en mucho tiempo, o quizàs nunca.

Fin
Santa Fe, 26 de setiembre de 2009.
En el Año de mi cincuentenario y bodas de plata artìsticas.
A mis abuelos, a mamà, a papà, a mis tìos y primos, a mis docentes y alumnos, a todos los que trabajan conmigo, a Gabriel, y a todos mis amigos.
Marìa Inès Destèfano Vessoni Andrada Collomb Montegou Giangrossi Toledo Randòn Boggietòn Favre





Listado de tìtulos y autores

001Platero y yo de Juan Ramòn Jimènez
002El libro de la Patria de Germàn Berdiales y Pedro Inchauspe
003El Libro de Doña Petrona de Petrona Carrizo de Gandulfo
004Papelucho de Marcela Paz
005Love history de Erich Segal
006Las culturas precolombinas
007Marìn Fierro de Josè Hernàndez
008Historia de las Instituciones de la Provincia de Santa Fe de la Comisiòn redactora de la Historia de las Instituciones de la Provincia de Santa Fe
009Mujercitas de Louisa May Alcott
010Telèfono Ocupado de Silvina Bulrich
011El Varòn domado de Esther Vilar
012Miedo de Volar de Erika Yong
013La colina de Watership de Richard Adams
014Juan Salvador Gaviota de Richard Bach
015La impura de Guy Des Cars
016Diccionarios
017Tales of mistery and imagination de Edward Allan Poe
018Nuevo Testamento
019Biblia
020Petròleo de Jonathan Black
021Ha llegado el àguila de Higgins Jack
022Ficciones de Jorge Luis Borges
023La pobreza en el mundo de Paul Gauthier
024El Subdesarrollo Latinoamericano y la Teorìa del Desarrollo de Osvaldo Sunkel y Pedro Paz
025Derecho Privado de Atilio Anibal Alterini
026Constituciòn Nacional
027Còdigo de Comercio
028Còdigo Civil
029Ley de Sociedades Comerciales
030Cuentos de la selva de Horacio Quiroga
031Hamlet de William Shakespeare
032Las piedras hambrientas de Rabrindranath Tagore
033Leòn Tolstoy
034La importancia de vivir de Lin Yutang
038En casa ajena
039Recuerdos de un mèdico rural de Renè Favaloro
040Perestroika de Mijail Gorbachov
041La doctrina Social de la Iglesia
042El documento de Puebla
043Palabras de Monseñor Zazpe a los jòvenes
044El hermano de Asìs de Ignacio Larrañaga
045Las moradas de Santa Teresa de Jesùs
046Vida sexual de solteros y casados de Johao Mohana
047Mètodo Billings de control de natalidad
048Plataformas Electorales
049Introducciòn a las ciencias de la educaciòn de Ethel Manganiello
050Psicologìa infantil de Osterrieth
051Planeamiento del proceso de enseñanza-aprendizaje de Susana Avolio de Cols
052Desarrollo de la capacidad creadora de Vìctor Lowenfeld
053Lèxico tècnico de la artes visuales de Irene Crespi y Jorge Ferrario
054Planeamiento del aprendizaje en la escuela de nuestro tiempo de Jorge C. Hansen
055El niño y su arte de Victor Lowenfeld
056Hijo de hombre de Augusto Roa Bastos
057Pedro Pàramo de Juan Rulfo
058Misteriosa Buenos Aires de Manuel Mujica Làinez
059Corchito va por el mundo
060Monigote en la arena
061Historia Universal de Cèsar Cantù
063Historia del Arte de Ernst Hans Josef Gombrich
064Ley de Entidades Financieras
065La metamorfosis de Franz Kafka
066Nunca Màs de la Comisiòn Nacional de Desapariciòn de Personas
067Todo Mafalda de Joaquìn Salvador Lavado
068Historia de las mujeres
069Historia del Arte en Santa Fe, Catalina Pistone
070Historia del Arte en Santa Fe, Antonio Colòn
071Historia del Arte en Santa Fe, Domingo Sahda
072El expolio del arte en la Argentina: robos y tràfico ilegal de obras de arte de Daniel Schàvelzon
073Poesìa de Gabriela Mistral
074Pintores Argentinos del Siglo XX
075Escultores Argentinos del Siglo XX
076Grabadores Argentinos del Siglo XX
077Hombres y engranajes de Ernesto Sàbato
078Historias de cronopios y de famas de Julio Cortàzar
079La razòn de mi vida de Eva Peròn
080La poètica del espacio de Gastòn Bachelard
081Las ciudades invisibles de Italo Calvino
082Hacia una nueva Edad Media de Roberto Vacca
083Mujer, arte y sociedad de Whitney Chadwick
084Lo que quiere una mujer de Alessandra Bochetti
085La obra abierta en las artes visuales de Umberto Eco
086Del arte objetual al arte de conceptos de Simòn Marchàn Fiz
087Còmo de lee una obra de arte de Omar Calabrese
088Otramente: lectura y escritura feministas de Marina Fe
089Còmo se hace una tesis de Umberto Eco
090Pop Art de Tilman Osterwold
091Arte Contemporàneo de Klaus Honnef
092El fin de la historia y el ùltimo hombre de Francis Fukuyama
093Menage a troi de Liliana Poj
094Obviedades de Liliana Poj
095Mitos de creaciòn de Matilde Marìn
096En la palma de la mano de Victoria Verlichack
097El principito de Antoine de Saint Exupèry
098Letras de Tangos Argentinos
099Mujeres en el arte de Amparo Serrano de Haro
100Antes del fin (memorias) de Ernesto Sàbato
101Una modernidad perifèrica
102Escenas de la vida posmoderna
103Tiempo presente de Beatrìz Sarlo
104Una estètica del arte y el diseño de imagen y sonido
105Aportes a la estètica (desde el arte y la ciencia del siglo 20)
106Sobre preguntas y sobre respuestas de Marta Zàtonyi
107La moda, despuès de Susana Saulquin
108El vestido habla de Nicola Squicciarino
109Cine de mujeres (feminismo y cine) de Annette Kuhn
110Las palabras y las cosas de Michel Foucault
111Introducciòn a la pragmàtica de Marìa Victoria Escandell Vidal
112El pensamiento lateral (manual de creatividad) de Edward De Bono
113Estructuras de la mente (la teorìa de las inteligencias mùltiples) de Howard Gardner
114Las vanguardias artìsticas del siglo XX de Mario de Micheli,
115Despuès del fin del arte (el arte contemporàneo y el linde de la historia) de Arthur C. Danto
116Velocidad de escape (la cibercultura en el final del siglo) de Mark Dery
117Non-Toxic intaglio printmaking de Keith Howard
118Metodología de la investigación en Ciencias Sociales (lineamientos teóricos y prácticos de semioepistemologìa) de Hugo R. Mancuso
119Sida (Manual para todos) de Alfredo Miroli
120Cruzar la noche de Alicia Barberis
121Técnica mixta de Marta Rodil
122Pomelo de Yoko Ono
123Apuntes de Cocina (Pensamientos, Misceláneas y Fábulas) de Leonardo Da Vinci
124Tratado de la Pintura de Leonardo Da Vinci
125Punto y Línea sobre el Plano de Kandinsky
126Sobre lo Espiritual en el Arte de Kandinsky
127Grabado Argentino Contemporáneo de Osvaldo Esvanascini
128Mitos de la Historia Argentina de Felipe Piña
129Los conjurados de Jorge Luìs Borges
130Breve historia de los argentinos de Félix Luna
131Mujeres de Rosas de Maria Sáenz Quesada
132Breve historia de la Argentina de José Luis Romero
133El fùtbol a sol y a sombra de Eduardo Galeano
134El libro de los abrazos de Eduardo Galeano
135Leonardo y la Mona Lisa (La historia del mayor enigma del arte) de Donald Sassoon
136Mujeres de Dios (Cómo viven hoy las monjas y religiosas en la Argentina) de Sonia Budassi
137Espino: una mirada de Domingo Sahda
138Insiciones y Fragmentos de Fernando Lòpez Anaya
139El Grabado de Varios Autores
140Marta Traba (una terquedad furibunda) de Victoria Verlichack
141Enciclopedia Autodidàctica Quillet de Varios autores
142El Etrusco de Mika Waltari
143La estrella sobre la fuente de Elizabeth Goudge
144Las confesiones de Rousseau
145Novelas y Cuentos de de Dostoieswsky y Tolstoy
146Los gauchos judìos de Alberto Gerchunoff
147La caricatura polìtica Argentina Antologìa de la Editorial Universitaria de Buenos Aires
148Poesìas de Alfonsina Storni de la Editorial Universitaria de Buenos Aires
149La Inquisiciòn española de Turberville
150Historia de San Martìn y de la Emancipaciòn Sudamericana de Bartolomè Mitre
151Bases y puntos de partida para la organizaciòn polìtica de la Repùblica Argentina de Juan Bautista Alberdi
152Facundo o Civilizaciòn y Barbarie de Domingo Faustino Sarmiento
153Diàlogo Piglia-Saer de la Universidad Nacional del Litoral
154Feng Shui (habitaciòn por habitaciòn) de Terah Kathryn Collins
155Wok de Iwao Komiyama
156El atròz encanto de ser argentinos de Marcos Aguinis

Listado de Libros Editados
1¿Por donde andamos? (Bùsquedas y encuentros) Una tessina sobre la mujer y el arte en Santa Fe. (revista fotocopiada 40 ejemplares)
2Rèquiem (Libro de Artista, ejemplar ùnico)
3Catàlogo e Ilustraciones (un libro de dos artistas, dieciseis ejemplares)
4Marìa Inès Destèfamo ::: Blog de Arte

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Especializada en Grabado y Arte Contemporàneo - Escuela Provincial de Artes Visuales "Profesor Juan Mantovani" - Centro de Estudios Contemporàneos - Universidad Nacional de Cuyo